En el mundo de "1984" un Ministerio de la Verdad actuaba sin descanso borrando del pasado hechos y personajes que no encajaban con la versión políticamente correcta del presente. Se buscaba una versión hecha a medida del poder autocrático establecido.
En esta serie de TV (El Ministerio del Tiempo) se invierte el espejo para resultar en lo mismo: se actúa sin descanso para contribuir a que el pasado histórico coincida milimétricamente con la versión oficial que tenemos de la misma.
En palabras de un experto en el asunto: " ... los protagonistas viajan al pasado para contribuir a que la historia se
cumpla. Para lograrlo, se idea un Ministerio del Tiempo, en el que
funcionarios bien instruidos trabajan obedientes al dictado de un sesudo
responsable que tiene el peso del cumplimiento de la historia ...
... lograr que la historia coincida con un final preestablecido. Ese final
es la historia que conocemos. No necesariamente la que fue, sino la del
relato establecido por los creadores de la historia. La ausencia de una
posición crítica ante esa historia dada obliga al espectador a asumir
que la verdad está impresa en la serie que lo entretiene." (Jaime Alvar).
Y es así como el Ministerio del Tiempo congela como verdad un pasado que aquel otro Ministerio de la Verdad cambiaba a su antojo. El mismo perro con distinto collar.
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